Felices Fiestas

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La navidad ya está aqui. Esas fiestas que algunos odian y otros adoran. Es época de consumismo, donde la tarjeta de crédito se convierte en la protagonista de nuestras vidas haciendo que la vayamos paseando de comercio en comercio.

Es la hora del Ho Ho Ho! de Papa Noel, de los villancicos y los pesebres, de los interminables anuncios de juguetes en la televisión y del que siempre vuelve a casa por navidad: el michelín de la tripa.
Algunos ya lo tenemos de por vida (los turrones en navidad y la cervecita en verano es lo que tiene), pero los hay quien, después de las fiestas, acuden prestos al gimnasio más cercano a pagar sus excesos navideños y quemar esas grasas acumuladas en el bajo vientre. Es comprensible. No has salido de una comida cuando te metes en otra, y aún estás saboreando el pavo de la noche anterior cuando te ponen una bandeja enorme delante, a rebosar de gambas a la plancha que, por cierto, cada año que pasa son más grandes, ¿os habeis fiajdo?, ¿cambio climático? No sé, pero no veas como te pringas pelando gambas!
De postre lo de siempre. Uvas. Las doce que siempre acabamos estampando en el televisor al estallar en risas al ver como al de al lado se le van hinchando los mofletes conforme entran las uvas en su boca.
En fin, que, aunque no nos haya tocado la lotería, hay que seguir disfrutando de los pequeños placeres que nos da la vida. Y espero que el próximo año sea, almenos, un poco mejor que el que dejamos atrás.
Os deseo a todos los que paseis por aqui unas felices fiestas, y nos vemos el año que viene!

Ruinas: Jánovas

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Desde hace unos años, vengo escapándome para liberar tensiones -y cuando las circunstancias lo permiten- al privilegiado Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Huesca.
Aqui me siento como en el paraíso, porque tiene todo lo necesario para congraciarse uno con la vida: Historia, naturaleza, tranquilidad, deporte, gastronomía, etc...
De camino al pueblo donde siempre me alojo, y a las mismas puertas del parque, siempre me recibe las ruinas de un misterioso pueblo anclado en el fondo de un valle y que, desde lo alto de la carretera, siempre lo contemplo hipnotizado.
Un día, incapaz de seguir ignorando mi curiosidad innata por estos lugares, decidí bajar y disponerme a desaparecer entre sus calles, explorar a través de sus muros, y escuchar lo que estos me tuviesen que decir.

Antes de pasar a las fotos, y como reconocimiento, reivindicación y protesta por lo que ha sido el devenir de este pueblo, y la tremenda injusticia que se ha hecho con él, voy a hacer un repaso a su historia:

En el B.O.E. de 14 de abril de 1951 se publica la Orden Ministerial para la construcción del pantano de Jánovas. A partir de entonces se abre la veda para la expropiación de casas, terrenos y bienes de sus habitantes, ya que pronto se inundará el valle.
En plena dictadura franquista, ya en los 60, muchos ceden y venden sus propiedades. Otros deciden resistir hasta última hora y aguantan hasta la expropiación. Y los que no tienen nada permanecen allí mientras la concesionaria (Iberduero) dinamita sus casas sin previo aviso y echa a la gente.
El colmo llegó el el 4 de febrero de 1966 cuando, debido a la prohibición de la inspección provincial de Huesca de clausurar la escuela de Jánovas mientras hubiera niños, la empresa decidió cerrarla por su cuenta mandando a un operario de Iberduero que derribó la puerta, sacó a la maestra de los pelos y a patadas a los niños, que corrieron a refugiarse en sus casas. De esta manera se procedió a la voladura de la escuela, pareciendo el pueblo el escenario de un bombardeo de guerra.
Los habitantes poco a poco fueron marchándose, haciendose a la idea de que pronto, todo lo que les había pertenecido desde tiempos inmemoriales, quedaría inundado bajo las aguas.
Pero fueron pasaron los años y, pese a pequeños adelantos, nunca empezaba la construcción del embalse. Problemas técnicos y dudas de su rentabilidad condenan el proyecto.
Finalmente, en 2001 -50 años después-, y cumpliendo así con la nueva normativa europea, el proyecto recibe la declaración de impacto ambiental negativo y desaparece del Plan Hidrológico Nacional.
A partir de entonces empezó un proceso burocrático por el cual los antiguos propietarios solicitan la reversión de sus propiedades. Se antoja largo por los inconvenientes que se están encontrando, entre ellos los de la actual concesionaría (Endesa), que se aferra a lo que marca la ley para estos casos, es decir, el precio de expropiación actualizado al IPC. Es decir, 34 veces más.
Llegados a este punto hay que recordar que los afectados entregaron casas habitables y ahora van a recibir ruinas, que nadie se hace cargo de los daños morales ocasionados, el maltrato sufrido y de los 58 años viendo como su pueblo agonizaba irremediablemente ante su impotencia.
Mientras, el estado mira hacia otra parte.
Desde este Blog, mi apoyo incondicional a todos los afectados.


Antes de llegar a Jánovas tengo que cruzar por este espectacular puente de madera que cruza el río Ara:


Pese a los envites del tiempo, la primera casa aún luce orgullosa en su fachada el nombre del pueblo:

La calle principal adentrandose hacia las entrañas del poblado:


La misma calle pero desde su otro extremo:


La madre naturaleza amenza con acabar de engullirse a esta construcción:



Posiblemente el muro que más ha trascendido en la resistencia de Jánovas. En él reza el lema símbolo de su lucha: Jánovas no rebla.




Me doy la vuelta y una belleza del románico aparece ante mi. Como atraido por un imán, empiezo a ser arrastrado hacia ella:


La torre del campanario luce majestuosa ante mis ojos. Mi mente ya proyecta la imagen de una panorámica desde lo alto. ¿Podré subir?:


Este dibujo realizado en un trozo de teja junto a la entrada de la iglesia me da la bienvenida:


Solo en la zona donde correspondería al ábside permanecen aún visibles sus frescos:


La entrada principal de la iglesia:



Detrás, el cementerio. La falta de conservación ya hace dificil ver algunas tumbas:

Buscando entre los muros y la maleza pude dar con las oscuras, estrechas y empinadas escaleras que suben hacia lo alto del campanario:


Misión cumplida. Las vistas son maravillosas:


Jánovas desde el campanario.


Y sin darme ni cuenta, se me echó la oscuridad encima. Esta farola ya no podía darme su luz:

Para aquellos que quieran profundizar sobre Jánovas, os dejo el enlace al Blog Jánovas no rebla, donde se pueden ver más fotos, videos, noticias y, en definitiva, el día a día en la lucha que están llevando a cabo desde hace más de medio siglo.
Por mi parte no dejaré de visitar el lugar cada vez que acuda a la zona. Espero, y confío, que algún día Jánovas recupere la vida que le usurparon, y que pronto se vuelva a ver y oir niños jugando alegremente por sus calles.