Durante la década de los 70 y 80, uno de los motores económicos del país fue la industria textil.
Gracias a este sector, numerosos trabajadores (en su mayor caso mujeres) hacían de éste su oficio, haciendo que numerosas edificaciones dedicadas a la actividad fuesen creciendo en la zona.
Y así fue hasta hace bien poco, cuando la fuerte irrupción de productos venidos de países del este y asiáticos hundieron el sector y lo condenaron a muerte.
A partir de ahí, una detrás de otra, fueron parando máquinas y cerrando sus puertas. Ahora los ladrillos tapian sus entradas, sellando dentro un silencio donde otrora sólo había actividad y ruido.
Hoy visitamos uno de sus últimos bastiones.
Vista de la fachada principal, totalmente tapiada:
Ya en el interior, el vacío más absoluto inunda la fábrica:
En la pared aún permanece colgado el tablero donde cada trabajador tenía su ficha de marcaje:
Detalle de una especie de servicios que había en un sótano:
Había diversas zonas como este almacén donde se apilaban decenas de cajas repletas de conos y tubos de plástico, utilizados para la preparación, hilatura y teñido de hilados:
La parte superior de la fábrica era otro enorme y único almacén donde todo era desorden y caos:
Por un momento pensé que me estaba pesando en una antigua báscula de farmacia...
La vista se perdía a lo lejos entre tanta cantidad de cajas, bidones y demás obstáculos:
Todas estas especie de butacas aparecieron ordenadas junto a una pared:
Un compresor permanecía al otro lado del almacén rodeado de suciedad:
¿Marcha y Paro?
Otro indicador. Esta vez de suministro y/o consumo:
Me temo que de poco sirve ya el aviso...
De vuelta en la nave inferior me detuve en el cuadro eléctrico:
Detalle de una jabonera en uno de los aseos:
Este sólo estaba en posición 0:
Cada pocos metros, el suelo ofrecía agujeros como este. Supuestamente es donde irían ancladas las enormes máquinas que poblaban la nave. Pero ahora, entre tanta oscuridad,
Una puerta reventada que daba acceso desde un vestíbulo a la nave interior:
Fuera de nuevo, por el suelo, había numerosa documentación desperdigada. Entre ella esta nómina de Marzo de 1979. Liquido a percibir: 21.996 ptas. Casi como yo 30 años después.
Solamente me queda pediros disculpas por la escasa calidad de las fotos y la poca cantidad que hay genéricas del interior de la nave principal y otras estancias. Pero a veces los abandonos te vienen de sopetón, sin buscarlos, y unicamente con el móvil como medio para inmortalizar la exploración. En estos casos este es el resultado.