Hipnótica como pocas, esta imagen me hechizó desde el primer momento.
De las múltiples maravillas de la catedral de Burgos, la rolliza inocencia del angelito enseguida se apoderó de mi interés y mis pensamientos. El principio y el fin. La vida y la muerte.
Imposible permanecer indiferente ante un simbolismo tan ilustrativo.
Buen ojo.